PRENSA

Vueltas en torno al Nu-Jazz

By Jose Mª García Martinez

Nu Jazz: a todo el mundo le gusta aunque muy pocos podrían decir en qué consiste.

Se dice que “el Nu Jazz es al jazz tradicional lo que el punk o el “grunge” es al rock”. O bien: “El Nu Jazz ha traído de vuelta la diversión al jazz”. Pero el jazz ya era divertido cuando Don Cherry introdujo el concepto “Nu” en su disco de 1966 “Symphony For Improvisers” (incluyendo “Nu Creative Love” y “Om Nu”). Veinte años más tarde volvería sobre el tema con su nuevo quinteto de nombre “Nu”.

Se habla de “Nu Jazz” como género desde los años noventa, refiriéndose a un complejo sonoro que hermana las texturas del jazz “acústico” (“be-bop”, “hard bop”, “cool-jazz”) con el “funk”, la música electrónica y la improvisación más o menos libre (“free jazz”). Lo que también se conoce como “electronic jazz” (“electro-jazz”,”e-jazz”, “jazztronica”), “jazz house”, “phusion”, “future jazz”, "acid jazz” o “groove jazz”.

Queda claro que el Nu Jazz es, antes que nada, música experimental y novedosa: “el espíritu del jazz menos academicista y contemporáneo”. No existe una instrumentación-tipo: “las instrumentaciones en el Nu Jazz varían desde lo tradicional a lo experimental, las melodías suelen ser de carácter repetitivo y los ritmos nuevos y vivos”.

Así las cosas, el llamado Nu Jazz queda en mano de músicos, productores inquietos y “djs”, con la capacidad de “deconstruir” sonidos para crear algo nuevo a partir de la memoria selectiva de los logros de pasado. Laurent de Wilde: «desde los años 20, se han sucedido las revoluciones. Del swing al free jazz, pasando por el be bop o el free, hasta los años 70, con el jazz electrónico de Miles Davis, que fue quien empezó a torturar los sonidos. Desde los 80 y Wynton Marsalis se esperaba algo nuevo que, para mí, ya ha llegado”.

Que el Nu Jazz llegue a un escenario de Jazz no “Nu” resulta muy poco o nada habitual en ningún lugar del mundo. Algo que no resulta fácil de explicar y acaso tenga que ver con el resquemor generalizado entre los músicos del género a dejarse arrastrar por las modernidades. No es el caso de Alex Blake, el fenomenal bajista al que escuchamos por vez primera acompañando a McCoy Tyner –¡un verdadero “power duo”!- y al que volvimos a ver más tarde, como miembro del “African Rhythm Trio” del inefable y ya venerable pianista Randy Weston. Es un músico distinto a todos: un contrabajista con maneras de “tocaor” flamenco y tan contundente que, a veces, asusta. Dice el susodicho que esa forma tan suya de ejecutar su instrumento es debida a su origen panameño y a su formación como jazzista abierto a cualquier influencia, lo que no es tan frecuente como pudiera parecer. Y es que nada es lo que parece en este músico extraordinario. Tener a Alex Blake en el IVAM el Miércoles 17 de Ocubre, completando una jornada que algunos calificaríamos de “histórica”, resulta todo un acontecimiento. Lo mismo por lo que toca al joven prodigio Orrin Evans, jazzista de la novísima generación, considerado el “mejor pianista de jazz de la joven generación”, con una considerable experiencia a sus espaldas, a quien podrá escucharse en este mismo espacio, jueves 22 de noviembre. Y, como guinda, un “Concierto de Navidad” sin Strauss y con jazz. Posiblemente, el primero de estas características que se realiza en nuestro país. Será el jueves 20 de diciembre y contará con un repertorio ad hoc, cual corresponde a tan señalada fecha. Y es que también los aficionados al jazz tenemos nuestro corazoncito.

José María García Martínez, Diario El País, Cuadernos de Jazz

www.ivamjazzensemble.com






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